miércoles, 7 de abril de 2010

Ante–réquiem - Obra Poética - Autor: Prof. Ernesto Kahan

Ante réquiem es un llamado desesperado a la humanidad surgido desde lo profundo de una mente superior, en desgarrantes súplicas ante lo que el hombre viene realizando desde sus orígenes para su propia destrucción, y de la naturaleza.

La Obra está dividida en XVIII capítulos; el IV titulado El Árbol.
Su diagrama consta de una parte central (Solista) y de nueve partes laterales (coros), a izquierda y derecha: Coro de adultos; Coro de ancianos; Coro de niños; Coro de soldados; Coro de todos -. Algunos de ellos introducidos en distintas oportunidades de la puesta escénica.

(I) (Solista) En el comienzo alude al nacimiento de la vida con palabras exquisitas cargadas de metáforas propias de un gran poeta:
“Después que la luz separada fue de las tinieblas y que las aguas lo fueron de las aguas y que verde fuera la tierra hierba, semilla-hierba para la hierba, semilla-árbol para el árbol, y estaciones para años, llegaron los frutos, la evolución y Adán”.
Con la introducción del Coro de Adultos - en el mismo capítulo - el autor utiliza el conjunto de voces para hacer referencia a la multiplicación de la vida por Adán y Eva, y a la muerte entre hermanos: “Adán hierba varón y hembra / Adán hierba hembra y Eva” / vida multiplicación y vida / y Abel y Caín / y la muerte en la hierba”
(II) Continúa en la parte central con: “En la hierba / y la muerte de la hierba / en la luz eterna prometida por el Dios en el Edén”.
Y la bendición a Eva entregada al amor y a la pasión: “Eva madre hierba / te entregaste al amor...¡Bendita seas! / ¡Ah! / En los prados / arqueada de pasión / apuntando a las estrellas / y cayendo en el barro / aguijonada de placer / gimiendo. ¡Ah! /¡Bendita seas! Como yegua en tropel / en la madre hierba / ¡Bendita seas!”
Con erotismo y exaltación en las expresiones, el poeta nos hace ver las imágenes de Eva gozando del placer de la carne sobre “la madre hierba” (III)
(IV) El árbol ¡“Bendita seas!/ De manos inundada / fuego y dardos de caricias bisexuales / de eróticos cuerpos penetrantes ““...”
(V, VI) “Buscando los secretos en el árbol de la fruta nueva...”; “...” “Defendiendo a tus hijos de las guerras, apartándolos de la violencia” / “Bendita y libre seas”
En el capítulo VII se extiende el “Libre sea” por la liberación de la agresividad del hombre. Por la esclavitud de los pueblos en toda la tierra; “la inequidad del oro”; “la intoxicación de la naturaleza”; “... la miseria de los hombres / de sus guerras”.
En el mismo espacio se levantan las voces de los inocentes en el Coro de niños, con el pedimento que no se les cierren las puertas antes de pasar: “Libre sea / el agua para los manantiales / para los cursos y las plantas / el andar por el camino / el juntar perfumes para las mariposas”
Pero la hierba sobre el mundo está dañada. (VIII) y oímos llantos con gritos lastimeros: “¡Ay renovada esclavitud! / ¡Ay el lazo del cazador hombre! Su oro, su inequidad” / Lloran por la muerte desaguada de la dañada hierba / por el mito de la autorregulación en los mercados, por el mito de la autoprotección de la naturaleza, por la pertinaz herida a los derechos humanos”.

Luego, la demanda del cese de la violencia por el Coro de soldados. Potenciada desde las palabras en Latín: “Confutatis, maledectis” / Dejemos la guerra”.
Concluye en aunada vociferación requiriendo “Paz, paz, paz...”

Nuevamente en la columna central se escuchan los lamentos en multiplicados ayes por el regreso de las tinieblas con la destrucción del mundo: “¡Ay los contaminantes! ¡Ay por la ecología! ¡Ay el porvenir! ¡Ay hombre! ¡Caín!”. (IX)

Entre lágrimas por tantos pesares el Coro de ancianos responde a cada párrafo del solista, con un doloroso “Amen”- acentuando de esta manera el reclamo por la liberación. (X, XI, XII, XIII, XIV) Y transformando la Obra en un rezo que se expande sobre el tronco de la misma (XV) en agónicas imploraciones: “Libre sea / del fuego de la guerra / de los tóxicos nubarrones / de las tinieblas que van secando las aguas y el llanto cruel de la hierba “ por la muerte lenta “de los árboles viejos”, por “la desaparición de los peces del mar”, por “la precoz muerte de las especies”

Con la entrada del Coro de todos, surgen las palabras cargadas de sonora e impactante inmediatez por el mal accionar del hombre - dignas de ser escuchadas en todo el planeta:
“¡Es nuestro el cometido!”
Y el Coro de niños brega por: “Vida en la tierra...”. “Armonía en las potencias”; “y los pasos y las letras / con rutas francas en Paz”.

La voz implorante del autor vuelve a transformarse en rezo: “Sea la vida en la tierra / sin bordes ni fronteras...” Y el “Libre sea” en las caminatas hacia una vida llena de esperanzas “... sin miedos a la historia / sin caídas hacia fangos en temibles nubarrones”. Con “El aroma de azul claro ya en el edén previsto...”...”y amor en hierba fresca”. Culminando con un urgente “Amén”. –XVI

El Coro de adultos refuerza la demanda de libertad para las doncellas en la elección de sus amados; de poder cuidar a sus hijos sin que se pierdan en las guerras.
”De caminar sin sellados visas por la bendecida Tierra madre...”. “Como mariposas en la selva...”. “Como independientes magistradas”.

Recuerdos y dilemas brotan desde las voces del Coro de anciano: “¡Recordadnos en la hierba! ¡En los infinitos dilemas!”. Palabras que se extienden en el capítulo XVII – parte central. “Recuerdos y dilemas con leyes de límites vagos” ¡Ah, bendita seas! Humana dignidad / entre todos los machos / y entre todas las hembras”. “Libertad / para todos los humanos”

El grito imperativo, de: “¡Alto!” A los ciegos pasajeros de la vida, “infectados en un relámpago de eternidad previo y postrero a la muerte”, es una poderosa advertencia a la humanidad para que dirija con prontitud su atención a ese camino equivocado por el que está transitando, el que inexorablemente la lleva hacia la destrucción total. (XVIII)

Coro de todos. Al finalizar la Obra, el autor vuelve a repetir en cada estrofa las palabras que golpean con fuerza al ser humano advirtiéndole la cruel realidad en la que está inmerso por propia determinación.
“Es nuestro el cometido” / “Nuestro es / nuestro es el cometido / antes del réquiem...”-

*

Ante réquiem es una Obra Poética magistral; cargada de claras imágenes, movimientos, colores, sabores y sonidos. La que nos hace vibrar desde el comienzo, con la descripción metafórica de la creación del mundo y el nacimiento de la vida. Y nos introduce con maravillosas expresiones, al paisaje del Edén.

Fluyen de ella los matices del verde en la transformación de la hierba y del árbol; el azul claro en el cielo; los sabores de las frutas tropicales; los sonidos en las trompetas de los querubines.

El movimiento lo apreciamos en las aguas; en la libre carrera del animal en tropel sobre la madre hierba; en las mariposas, en las caminatas.

Luego nos traslada a mundos de horror - certeros pincelazos de sapientes palabras ante la desaprensión del hombre que se conduce por el camino de la autodestrucción: Guerras, violencias, esclavitud, contaminantes, enfermedades

El autor deja un mensaje lleno de luz en advertencia sobre las desmesuradas tinieblas que acosan al mundo. Mensaje ineludible para la humanidad, el que deberá trascender todas las fronteras como un poderoso e indetenible eco, para que así penetre y se instale en lo más profundo de cada conciencia por su propia salvación.


Análisis de la obra:
Lucía Giaquinto
20 de noviembre del 2009

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